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miércoles, 25 de septiembre de 2013

El roce de sus alas negras

Hoy me ha rozado la muerte,
con el frágil aleteo de sus alas negras.
Su caricia me ha sobrecogido.

No he osado mirarla de frente,
tan solo la he oído en la boca de quien cuenta.
La incertidumbre me ha sorprendido.

Desciende sobre el hombre
sin aviso, sin permiso
y la miramos de soslayo
esperando que pase de largo
pero a veces se queda.

Una invitada inesperada
que se lleva a su anfitrión
sin entender de propinas,
sin horarios, calendarios,
ni una triste invitación.

Hoy no ha dejado en el buzón
una carta de desahucio de la vida,
solo ha venido y se ha ido,
tan solo ha dejado el vacío
y la congoja del conocimiento,
de que antes o después,
con preaviso o por sorpresa,
nos tocará de cerca
y que ese día sus ojos serán negros.


lunes, 16 de septiembre de 2013

Hablo de ti

Hablo de ti
cuando lleno mi tiempo de silencio

Hablo de ti
cuando lloro sin lágrimas
y río sin risa

Hablo de ti
cuando miro pero nada veo

Hablo de ti
cuando visto de nostalgia
y me desnudo de recuerdos

Hablo de ti
en el silencio entre mis palabras,
en frases vacías que no dicen nada,
en el interlineado entre cada una de mis mentiras,
siempre hablo de ti
en todo lo que no digo,
en todo lo que no hago,
hablo sin palabras de cuánto te quise
y del vacío que ha dejado tu marcha.

Siempre hablo de ti
sin querer hablarte.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Luciérnagas rojas

A 200 por la carretera, 
el silbido del viento corta la realidad,
al limite de velocidad
con el corazón gritando libertad,
los faros rojos de nuestras motos 
deslumbran la noche,
como luciérnagas rojas.
 
Somos luciérnagas rojas,
ardemos en la noche,
nos desvanecemos al amanecer.

Encendemos un cigarrillo
quemamos nuestra juventud,
prendemos fuego al mañana
y nos inmolamos en él.

El beso de una cerilla
quema nuestra esperanza,
somos una estrella fugaz
brilló demasiado fuerte,
cruzó demasiado rápido 
y se extinguió.

Somos luciérnagas rojas,
ardemos en la noche
y nos desvanecemos al amanecer.

Somos estrellas fugaces
ardemos de sueños
y nos extinguimos en la noche.

La cerilla que prendió nuestra imaginación,
quemamos nuestra juventud,
se extingue en el cenicero del futuro,
las luciérnagas rojas pierden su luz.

Fuimos luciérnagas rojas, 
ardimos en la noche
y nos desvanecimos al amanecer.

Nos inmolamos con nuestra juventud.


Estrellas fugaces 
que brillaron demasiado fuerte,
que cruzaron demasiado rápido
y se extinguieron con sus sueños.

Luciérnagas rojas que ardían con el combustible de la ingenuidad.


El último vuelo

Quise volar alto
pero cortaste mis alas,
plumas blancas se derraman
como lágrimas.

El viento sopla,
la infancia ha volado.

Tus manos rojas
manchadas con mi inocencia,
desgarran las promesas
un poco más.

Ahora entiendo que
las piezas perdidas
son irrecuperables.

Volverás a buscarme
pero no estaré aquí,
el último resplandor de mi halo
me envuelve en mi último vuelo
mientras asciendo al cielo.

Seré por siempre un ángel.